HACE UN AÑO

Hace un año que ya no veo esos ojos tan llenos de amor, valor, sinceridad, simpatía y felicidad. Esos ojos tan increíbles que me enseñaron a vivir, a luchar, a perdonar, a amar, … en definitiva a ser como soy, a ser lo que soy.

Hace un año todo cambió, ahora la suavidad de su piel, su dulce voz, sus palabras siempre de amor y cada momento a su lado sólo son recuerdos del ayer, de alguien maravilloso que pasó por mi vida durante un tiempo. Recuerdos que nunca olvida, porque sería olvidarle, sería olvidar todo aquello que él nos enseñó.

Recuerdo esos días tan negros, en los que sin ti todos parecíamos morir, y parecía que las sonrisas, la felicidad y el valor se habían ido contigo. Pero tuvimos que empezar a vivir de nuevo, como te dijimos que haríamos cuando te fueras, como tú querías que sucediera.

Recuerdo hace un año y 4 días, en una tarde lluviosa en tu casa, volverte a ver después de tanto tiempo y verte así… y a pesar de todo tu sonrisa estaba ahí y esos ojos… Haciendo planes para ti con tu madre y tu hermano y luego esa despedida, ese “hasta luego” que ninguno pensamos que se convertiría en un adiós, en el último adiós. Siempre nos íbamos con la esperanza de volverte a ver, con la esperanza de que esa cuenta atrás se parara.

Las horas se hacían más largas sabiendo que se acercaba el final, aunque ninguno queríamos hablar de ello, soñábamos con un milagro… un milagro que no pudo ser. Demostraste por última vez tu fuerza y ganas de vivir superando esa cuenta atrás, ese número o tiempo que te ponen.

Tus fuerzas, tus ganas de vivir y tu valor, además de contagiarse en nosotros, nos enseñaron a apreciar la vida, a querer vivir y nos llevaron a recordarte para siempre.

Había una canción que te gustaba mucho y que fue con la que te despidieron tus amigos y decía algo así:

“LLENASTE MI VIDA CON TU LUZ
CAMBIASTE MI MENTE CON TU AMOR
SALVASTE MI ALMA Y AHORA ESTÁ CERCA DE TI”

Esta canción siempre me recordará a ti, porque tú me haces sentir eso, porque tú me cambiaste, por llenar tanto mi vida y enseñarme tanto, y sé que eso le pasa a todos aquellos que pasaron por tu vida.

Desde hace un año sólo tengo que cerrar los ojos para sentirte cerca, para pensar en ti y ver tus ojos y eso me da calma y mucha felicidad. Pero sin embargo hoy solo siento amargura, solo siento rabia por no haberte podido dar esa vida que te faltó.

Hace un año esos ojos se apagaron… pero nunca dejarán de brillar con esa fuerza que sólo tú tenías. Se apagaron… pero hoy y siempre seguirán en mí.

Gracias por todo lo que nos distes y nos sigues dando. A pesar de todo aún te siento aquí… A ti, Miguel, donde quiera que estés.