tiembla...

Hoy, un día más entre cuatro paredes que no son de su posesion, ella tiembla.

Mira por la ventana, en lo lejano y no ve nada...mira fíjamente por si acaso sus ojos la engañaran y a pesar de ello solo ve su reflejo en el cristal, aquel que no le gusta mirar... Entonces decide volverse y vuelve a temblar... como si el frio aire, de esa calle tan solitaria, traspasara esa ventana y se clavara como un puñal en su espalda...

Recorre el pasillo descalza, con poca ropa que deja ver su piel de gallina después de aquella puñalada fría. Recorre ese pasillo como tantas otras veces y sin embargo, pese a todos los recuerdos y esa nostalgia al sentirese tan sola en ese momento, decide cruzarlo sin parar.
Antes siempre se paraba y observaba, le gustaba conocer cada rincón...y ahora pasa corriendo para no recordar, para alejar de ella todo lo que conllevaría recordar.

Cada vez que el se va, ella se siente insegura, incompleta...las piernas le fallan, el cansancio la puede, no le sale la voz, y sus ojos cansados de mirarla en los espejos deciden tomar unas vaciones. Se sienta y apaga la luz e imagina y sueña despierta... Deja la luz del pasillo encendida ya que le hace estremecerse al sentir su presencia, le siente cerca. Cierra los ojos e intenta cambiar de pensamiento...no puede dormir...solo piensa en las horas que pasarán hasta el reencuentro y tiene miedo. Siempre tiene miedo y x eso tiembla... ¿miedo de qué? Miedo de que no vuelva a su lado, miedo de no volver allí, miedo de no hacer las cosas bien....mucho miedo, pero a la vez mucha rabia. Rabia por aquello que calla; porque sin querer le aleja de ella; porque su corazón a veces decide no abrir sus puertas, ni siquiera para ella; poque a veces es lo que no es ella, la costumbre al silencio, a los gritos..la pueden y sin querer reacciona igual, se queda inmovil y quieta, sin saber qué hacer, ni decir, sin saber qué pensar, sin saber decir las palabras, y sin embargo queriendo gritar al mundo... Queriendo que cada sílaba que su boca pronuncia se pierda en la distancia con la esperanza de que alguien lo escuche y decida escucharla. Y sin embargo tan contradictoria... Cuando el vuelve y quiere escucharla ella no se deja escuchar, no deja que las palabras venzan al silencio, la culpa, el equivocarse, el no decir lo correcto o lo que esperan de ella favorece esa pena, tanto dentro de ella como de él...

Ella espera dulcemente ese reencuentro, esas voz, ese olor, ese sabor... Espera poder algún día gritar, no tener miedo... Ella le espera y mientras tiembla...